(Jesús dijo:) Al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer.
Marcos 10:6-7
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¿Cuál es el modelo para la pareja de hoy?
Desconfiemos de ciertas afirmaciones seductoras, tales como la de un filósofo moderno "Hemos pasado de un exceso a otro. Primer exceso, la pareja monógama, fiel, que vive junta, procrea, construye una familia de por vida; constitución duradera. Segundo exceso, el deseo de empezar por el fin, obtener todo y enseguida, sin construir, y la pulverización de toda historia desde la primera dificultad; construcción temporal". Y el autor propone buscar un tercer modelo. Cuando leemos la Biblia descubrimos que el primer modelo, calificado de exceso por el autor, es el que Dios quiso para la unión de un hombre y una mujer. El matrimonio es una institución creada por el Dios de amor, quien estableció planes realistas para la felicidad de su criatura.
El matrimonio bíblico es un enlace voluntario, basado no en una pasión fugitiva sino en un amor responsable, desarrollado, que respeta al otro y lo cuida, aceptándolo tal como es.
Algunos dirán: ¡Imposible realizar esto hoy en día, en una sociedad profundamente individualista y apasionada por la libertad a cualquier precio! Sin embargo, ¡cuántos sufrimiento y desórdenes serían evitados si los hombres y las mujeres de hoy pusieran su confianza en Dios! Porque lo que está en juego con tal confianza en Dios y en su Hijo Jesucristo es primeramente la felicidad eterna, pero también la felicidad terrenal en el matrimonio. Con Su ayuda, el proyecto de Dios para su criatura es realista y realizable.
El matrimonio bíblico es un enlace voluntario, basado no en una pasión fugitiva sino en un amor responsable, desarrollado, que respeta al otro y lo cuida, aceptándolo tal como es.
Algunos dirán: ¡Imposible realizar esto hoy en día, en una sociedad profundamente individualista y apasionada por la libertad a cualquier precio! Sin embargo, ¡cuántos sufrimiento y desórdenes serían evitados si los hombres y las mujeres de hoy pusieran su confianza en Dios! Porque lo que está en juego con tal confianza en Dios y en su Hijo Jesucristo es primeramente la felicidad eterna, pero también la felicidad terrenal en el matrimonio. Con Su ayuda, el proyecto de Dios para su criatura es realista y realizable.